martes, 2 de septiembre de 2008

Un Parpadeo

La vida es corta. Un parpadeo, un despiste contemplando el aleteo de una mosca... y ha pasado un minuto, una hora, nueve meses.

Antes de que te des cuenta, todo tu mundo ha cambiado tan profundamente que nunca volverá a ser el mismo ni aunque lo intentes con todas tus fuerzas. Pero eso da igual, porque ya no lo intentarás. Tu mundo y tú habeis cambiado a la par, silenciosos e imperceptibles, pero rápidos e inexorables.

Y hoy te miras en el espejo del tiempo y la imagen que te devuelve tiene más kilos, menos pelo, más arrugas en la sonrisa, más cicatrices en la retina, más esperanzas en la sien, más preocupaciones escondidas entre las arrugas de la frente. Como un viejo árbol añade un añillo más a su gran tronco, tú añades un nuevo capítulo a la película de tu vida.

Ahora piensas en el siguiente parpadeo, en el camino recorrido. Piensas si elegiste bien el sitio donde plantarte, si tus últimos capítulos están llenos de sentido, o si por el contrario aferraste tus raices en terreno pedregoso, si ese capítulo es uno de esos tramos inconexos que aburren al espectador y no llevan a nada en la trama de tu vida. Surge el miedo.

Sólo una cosa te tranquiliza. La seguridad de saber que no hay arrepentimiento posible. La certeza de que lo que viste mientras tus párpados se cerraban, como una imagen fija quemada en tu retina por una sobreexposición a una luz roja e intensa, fue la imagen más bella y llena de sentido que viste y verás nunca.

2 comentarios:

Azuky dijo...

Me da miedo parpadear y ver que nada ha cambiado, que sigo tal cual... que a mi edad todavía no tenga claro lo que soy o lo que quiero ser...

Me gusta como escribes!

Un beso!

Zedh Casif dijo...

Parpadea sin miedo, que algunos no duran ni un segundo, pero otros son eternos. Llegarán los que hagan falta.

Gracias por seguir leyendo!

Un abrazo