sábado, 6 de junio de 2009

Verano

Tengo un sueño: Las estaciones se hacen tangibles; son compañeros de viaje que llegan para irse y dejan su lección, su olor. Dejan el eco vibrante de una vida, de una experiencia inolvidable, imborrable.

El verano vuelve de su lejano viaje. Nos cruzamos otra vez, bajo el caluroso sol de este junio de termómetros abrasados. Nos sentamos juntos a recuperar el aliento mientras me cuenta y recuerdo las pequeñas nostalgias de nuestro último encuentro.

Recordamos los sueños al arrullo de unos brazos pequeños y perfectos mientras él calentaba el asfalto e incendiaba nuestro ánimo; los viajes hacia un mundo lleno de maravillas junto al mar de su compañía.

Vuelvo a andar el camino, cálido y cómodo, reviviendo los abrazos, la arena entre los dedos de los pies, el sudor de las siestas tras las lineas discontinuas de los agujeros de las persianas como estrellas en la noche mecidas por el viento de un ruidoso ventilador.

Se que el discurrir de los días nos llevara, una vez más, al cruce donde el otoño nos espera con su tristeza velada, con su alegría de nostalgía. Pero ahora disfruto de la mejor compañía.