jueves, 23 de octubre de 2008

Pasos de Gigante

Progreso con ansia y sin remedio, en una concienzuda e inexplicable deriva. A pasos de gigante avanzo por los caminos que llevaban tiempo frente a mi, insondables, aterradores a mis ojos y que mis pies comenzaron a recorrer sin siquiera pensarlo, guiados por una secreta fuerza que se fue materializando ante mí, hasta que fue tan clara que no pude ver otra cosa. Y me acompaña desde el primer jalón del camino. Está conmigo. Pequeña, de aspecto frágil, pero dura como una roca, inasequible al desaliento, tirando de mí para avanzar más y más rápido.

Y aquí nos encontramos, a punto de llegar a la primera parada en el camino. Parece que fue ayer y ya hace casi un año. El clima delata el recuerdo de la misma estación, el mismo café, las mismas legañas repletas de cansancio e ilusión que nos conducían entonces hasta este mismo punto en el que yo soñaba lo que ahora sucede. Me siento como un niño que corre su primera carrera, deseando cruzar la meta, mirar atrás y contemplar el camino recorrido con la satisfacción del objetivo cumplido.

Un beso, un abrazo, una mirada cómplice. Lo deseaba con todas mis fuerzas, casi era capaz de imaginarlo, tal y como sucede hoy. Ya entonces era para mi un gesto tan cotidiano, tan familiar, tan necesario, que su ausencia era una falta, un pedazo de mí arrancado antes siquiera de ser colocado. Pero llegó. Llegó para quedarse. Por una vez el deseo, la casualidad y el destino se pusieron de acuerdo

Y empezó por fin el resto de mi vida.

martes, 14 de octubre de 2008

301 días de felicidad

Hace ya 301 días que descubrí que el destino existe; que cuando sientes que algo es para ti, que las cosas nacieron para ser así, a veces, muy pocas, es verdad. Hace 301 días que encontré la pieza exacta que completa el hueco del puzzle que llevaba tiempo intentando terminar.

Y la pieza es tan perfecta, encaja tan exactamente en ese hueco, que ni los peores golpes ni los más despiadados intentos han conseguido moverla de su lugar. Sigue, fuerte, inexpugnable, tan intensa como en ese maravilloso invierno de cuestas y pendientes que me condujeron hasta aquí.

Ahí sigue, pequeña, preciosa, en el centro de ese puzzle que es mi vida y que ahora está llena.

Llena de felicidad

lunes, 13 de octubre de 2008

Un dios salvaje...

O cómo reirse hasta la extenuación mientras se contempla el reflejo esperpéntico, propio y ajeno, de la decadencia del civismo y la contemporización. Escondido tras cada carcajada hay un pensamiento que recuerda a alguien conocido (o a uno mismo) . En cada actitud, cada frase ya sea cínica, cobarde, estereotipada o brutalmente sincera y cruda se aprecia el esperpento de uno mismo.

Los personajes son complejas amalgamas de sentimientos y pulsiones básicas que crean en cada uno de ellos decenas de fragmentos incompletos de personalidad que te permiten componer cientos de estereotipos como un puzzle con cuatro cajas de piezas.



Cuatro interpretaciones más que correctas, algunas especialmente brillantes (cómo la de Pere Ponce y la de Antonio Molero, que va de menos a más) cubiertas por una colección de sutiles gags y frases llenas de humor negro y de dobles sentidos para acabar, como dice el propio Molero entrevistado al respecto, Como el Rosario de la Aurora.

En resumen: divertida, chispeante, irreverente, gamberra. Una forma ideal de pasar una tarde de viernes, a ser posible con buena compañia, como fue en mi caso.

jueves, 2 de octubre de 2008

miércoles, 1 de octubre de 2008

Foco de Calor

Antes el frío me rodeaba. Las mañanas eran una bocanada gélida de vaho somnoliento saliendo de mi garganta. Las pequeñas moléculas de agua fria formaban una densa nube de soledad junto a mi boca, lo suficientemente pequeña como para pasar desapercibida a los demás, pero pesada y profunda ante mis ojos. El lento latir de mi respiración se convertía en pequeñas punzadas de melancolía en mi corazón que tiritaba helado de nostalgia.

Ahora las cosas han cambiado, ya no hay vaho. Mis mañanas se entibian sólo con girarme. Ese vapor de agua glacial se caliente y se sublima en segundos. A la vuelta, a pocos centímetros, hay un nuevo foco de calor, otro aliento, cómodo y cálido, respira y habla hacia mi. Me dice con ternura: Buenos días, ¿que tal has dormido?

El otoño se convierte en un verano de mañanas a su lado.