lunes, 1 de septiembre de 2008

Septiembre, Con Tu Mano En Mi Rodilla

Pequeño café en en una esquina cerca de la Fontana di Trevi, en RomaVuelve Septiembre. Vuelven las peleas matutinas con las pegajosas cadenas de mi sueño, las batallas detrás de luces rojas que se encienden y se apagan en una terrible procesión de prisas y malos humos. Vuelven las digestiónes pesadas de vacuas conversaciones con un café amargo y triste, la constante pulsación como un terrible autómata en esta máquina infernal de monótonos códigos. Vuelven las tardes de tedio, los funebres paseos acompañando al ataud de mi ánimo camino de la máquina de café.

Pero vuelve con una mano tuya sobre mi pierna que me alienta mientras avanzamos entre acero y caucho sorteando la furia de los demás conductores; con tu mano en la mía endulzando esa taza de oscuro café. Vuelve con tus palabras jugueteando en mi cabeza mientras sorteo las trampas de esas vanales conversaciones, con el recuerdo perpetuo de tus labios en los mios que le dan sentido a cada tecla que oprimo para escribir estas palabras. Vuelve con el secreto deleite de saberme en un lejano país descansando mis penas y obsesiones paseando junto a ti; o sentado, en un pequeño café, en una tarde de septiembre, con tu mano en mi rodilla.

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