lunes, 9 de junio de 2008

Tras la tormenta

Faro de la Cerda en SantanderHoy es día de resaca. Los últimos días he sufrido la tormenta más fuerte que mi corazón y mis entrañas hayan soportado. Pero hoy me siento como un viejo marinero vislumbrando el faro tras la tormenta. He llegado a buen puerto y puedo contarlo. Pensaba que estaba solo, pero junto a mi alguien más luchaba por atracar. Puede que aun siga luchando.

Queda trabajo por hacer. Ahora hay que cerrar las grietas que han dejado las olas del rencor y la desconfianza, y aprovechar para reparar aquellas viejas y pequeñas que han ido creciendo en el casco por dejadez. Es el momento, el esfuerzo vale la pena. Quiero hacerlo, quiero que lo hagamos juntos.

Aun hay ratos en que me puede la desconfianza. Esa resaca que tira de mi hacia dentro. Pero ahora hay donde agarrarse, quiza antes también lo hubo. A sus abrazos, más sinceros que nunca. A nuestras lágrimas resbalando por la mejilla del otro, que firmaron un pacto. A sus palabras. A sus ojos sinceros.

Gracias

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