jueves, 19 de junio de 2008

AZCA

Torre Picasso en AZCA, MadridSe acerca la hora. Quiero salir de aquí. Tengo poco tiempo, pero necesito evadirme. Abandonar por unos minutos esta miserable realidad que me rodea, que se cierne sobre mi cabeza, maquillada con planchas de colores y números sin sentido.

Y pensar. Con la tranquilidad que inyecta el sordo fluir del agua cayendo sobre el hormigón armado, que silencia a los ejecutivos con sus almuerzos y sus vacuas conversaciones.

Y dormir. Al arrullo de las hojas que renuevan el aire que ensucié, que ensuciamos todos; que se mecen y me mecen, que me arropan durante un segundo como una manta de plumas.

Y volar. Con los pajaros que se posan sobre los árboles que nacen del asfalto junto al monstruo Picasso y se entrelazan con las oxidadas costillas metálicas de los jardines de AZCA.



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