jueves, 23 de octubre de 2008

Pasos de Gigante

Progreso con ansia y sin remedio, en una concienzuda e inexplicable deriva. A pasos de gigante avanzo por los caminos que llevaban tiempo frente a mi, insondables, aterradores a mis ojos y que mis pies comenzaron a recorrer sin siquiera pensarlo, guiados por una secreta fuerza que se fue materializando ante mí, hasta que fue tan clara que no pude ver otra cosa. Y me acompaña desde el primer jalón del camino. Está conmigo. Pequeña, de aspecto frágil, pero dura como una roca, inasequible al desaliento, tirando de mí para avanzar más y más rápido.

Y aquí nos encontramos, a punto de llegar a la primera parada en el camino. Parece que fue ayer y ya hace casi un año. El clima delata el recuerdo de la misma estación, el mismo café, las mismas legañas repletas de cansancio e ilusión que nos conducían entonces hasta este mismo punto en el que yo soñaba lo que ahora sucede. Me siento como un niño que corre su primera carrera, deseando cruzar la meta, mirar atrás y contemplar el camino recorrido con la satisfacción del objetivo cumplido.

Un beso, un abrazo, una mirada cómplice. Lo deseaba con todas mis fuerzas, casi era capaz de imaginarlo, tal y como sucede hoy. Ya entonces era para mi un gesto tan cotidiano, tan familiar, tan necesario, que su ausencia era una falta, un pedazo de mí arrancado antes siquiera de ser colocado. Pero llegó. Llegó para quedarse. Por una vez el deseo, la casualidad y el destino se pusieron de acuerdo

Y empezó por fin el resto de mi vida.

No hay comentarios: