La mañana empieza en blanco, negro y gris. Paseo por la ciudad en la mejor compañía. Vuelta desde la Tabacalera, con el pálpito latente de tanta belleza, sucia descuidada y perfecta. Paso junto al recuerdo en chatarra de otro tiempo. Giro en Valencia y sonrío ante la borrosa estampa de la felicidad. Después Argumosa, Lavapies, Tribulete....
Cruzo desde la calle del Casino, a través del sordo bullicio de los destartalados tenderetes de calcetines y navajas, camino del descanso momentaneo, tosta en mano, frente al mercado de la Puerta de Toledo.
Madrid huele a domingo y sabe a tarde contigo.
Madrid huele a domingo y sabe a tarde contigo.
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